25 de noviembre de 2013

el ladrón de brocoli




"siempre arriesgas en lo que no debes". me vino esa frase a la cabeza, que me dijo mi amiga ana a la hora de comer un día que abrí mi tupper. no recuerdo cual era el menú de ese día, pero probablemente debido a las prisas, y a la ausencia de alimentos combinables en mi nevera, habia preparado una mezcla de sabores y texturas con pretensiones que acabó en algún cubo de la basura. 

pues me acordé de esa frase mientras estaba boca abajo en un futón, en una sala iluminada con un par de velas y esperando a que una desconocida, me diese un masaje thailandés. para el que lo desconozca, este es un tipo de masaje en el que te dan golpes con algo parecido a un mortero pero forrado con telas, te hincan el codo en dónde más duele y te retuercen como si fueses una toalla mojada desde el dedo gordo del pie hasta el tapón de las ideas. nada más entrar en el local, como llevaban retraso, me ofrecieron una infusión. y me la tomé, pero mientras la tomaba pensaba que podían haberme echado cualquier tipo de sustancia que me dejase k.o. (en mi caso medio miolastan bastaria) para desvalijarme y maniatarme con el fin de pedir un rescate a mi familia (aunque por ahí estaba tranquila, sabía que mi madre pagaría el rescate, eso seguro, pero también sabia que en cuanto llegase a casa envuelta en una manta de la policia, demacrada y agotada me iba a decir "ay,  ¿y no has conocido a nadie? en esos secuestros se conoce a mucha gente, seguro que había algún chico majo al que le hacías gracia y tu ni te enteraste"). al final el masaje estuvo bien. eran gente honrada. nada que reseñar. bueno si, que llegué a casa y me tumbé en el sofa con la sensación de que me habían pasado por encima todas las abuelas ninja el primer día de rebajas.

volviendo al tema del tupper y a mi poca habilidad culinaria. durante una temporada algún compañero de trabajo con menos ganas de cocinar que yo, se dedicaba a robar de las neveras comunes la comida a los compañeros. a mi me la robó dos veces. las dos veces era la misma comida: brocoli con arroz. la primera vez que me robaron,  pensé que me había olvidado el tupper en casa y que me había hecho todo el trayecto hasta la oficina, como caperucita, pero con la bolsa vacia. me imaginaba el tupper en el armario con los jerseys o en la despensa, o en la bolsa de la ropa sucia. a las siete de la mañana todo es posible. pero también, porque no podía creerme que de todos los menús que había en la nevera ese día, fuese el mío el más apetecible.  la segunda vez que me robaron el brocoli con arroz me entró tremendo ataque de risa al imaginarme la cara del ladrón, porque aunque no fuese el mismo ser humano, seguro que pertenecía a la misma banda organizada y ponían en común el botín en algún parque de pozuelo. cuando se lo conté a mis compañeros, llegaron a la conclusión de que seguro que era la misma persona y que además, era un fetichista  que probablemente tenía una foto mía con dos trozos de brocoli en su mesilla de noche. yo creo que simplemente tenía mala suerte. mal karma. mal ojo. lo que sea...

p.d. la foto la he robado de internet. porque aunque hay brocoli en la nevera, no voy a bajar a la cocina porque mi madre está a punto de llegar y paso de que me pille haciendo una foto a un trozo de brocoli. tendría que dar demasiadas explicaciones.


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